Friday, April 6, 2007,4:47 PM
Sueños que se salvan de ser pesadillas


Sueños que se salvan de ser pesadillas
Pedro Escobar


Artículo Publicado en la Revista Círculo Mix Up del mes de Marzo de 2007

La música de The Shins parece tener la belleza terrenal de la mujer que omite el maquillaje: es atractiva, pero no letal. Para muchos críticos, esta carencia de seducción fatal es la que ha impedido dar el paso definitivo al mainstream a esta agrupación formada en 1997 en Albuquerque, Nuevo México, cuyo nombre significa “Las Espinillas”.

Al igual que los horrendos puntos negros que aparecen en el rostro y duelen endemoniadamente, las letras de James Mercer –el líder y cantante– exprimen la clase de sentimientos con los que todos lidiamos, pero preferimos mantener bajo la superficie.

Dentro de una escena en la que todos intentan destacar a base de maquillaje y producciones deslumbrantes, The Shins insiste en una propuesta folk de bases melódicas accesibles y temáticas de aceptación, miedo y sarcasmo compiladas en los álbumes Oh, Inverted World (2001), Chutes Too Narrow (2003) y el más reciente, Wincing the Night Away.

¿Cómo explicar entonces su transformación de introspectiva banda de medio perfil, a EL grupo a seguir de la escena indie? Digamos que hay encuentros que cambian la vida. Así de fortuito y así de simple.

En 2004, James Mercer conoció a Zach Braff (actor de la serie Scrubs) en el show de Jimmy Kinnell.


Después del éxito que tuvo la canción “New slang” (incluida en la cinta Garden State, del propio Braff), la atención del mundo se volcó hacía The Shins, acompañada de la duda de si se trataría del secreto mejor guardado del indie norteamericano o sólo de otro one hit wonder.
Hasta antes de la película, la banda había operado bajo la reglas del “hágalo usted mismo”, grabando y produciendo sus discos en el sótano de Mercer. Sin embargo, para su tercera placa, Wincing the Night Away, se nota un crecimiento tanto en recursos melódicos como en la producción, que esta vez corrió por cuenta de Joe Chiccarelli, quien también ha trabajado para Beck y U2.

¿Qué es lo que tenemos entonces? El propio Mercer lo resume muy bien: Un disco surgido de varias noches de insomnio, que recrea la naturaleza de los sueños dentro de una atmósfera de misterio y de situaciones mágicas que no están libres de sonidos escalofriantes.

Hay verdades que sólo pueden ser contadas con mentiras. Si hubiésemos sido tan ingenuos para creerle a la bellísima Natalie Portman, cuando en Garden State le pone los audífonos a Zach Braff para que escuche “New slang”, y le dice: “Tienes que escuchar esta canción… te juro que te va a cambiar la vida”, seguramente habríamos sufrido una gran desilusión.

Por fortuna, ahora sabemos que The Shins jamás intentaron cambiar nuestras vidas, sino demostrarnos que aún hay música bella con la que vale la pena seguir musicalizando nuestros días.

The Shins
Wincing the Night Away
Sub Pop
2007

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posted by drneon
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