La banda mas estridente de Portland viene con una placa llena de eclecticismo rítmico, guitarras distorsionadas y una espiral psicodélica que se eleva por el espacio sideral hasta alcanzar la gravedad cero. Se trata de “...Earth to the Dandy Warhols”, el álbum mas arriesgados del grupo desde su mítico “Welcome to the Monkey House” de 2003.

Después de tres años de ausencia tras “Odditorium or Warlords of Mars” (2005), la banda regresa con un disco que equilibra los feedbacks lisérgicos con temas de potencial bailable, y en donde es posible distinguir instrumentos como banjos y trompetas de mariachi hasta ahora inéditos en su discografía. No es casual que la apuesta por ofrecer un álbum amistoso con la radio coincida con el término de su relación con Capitol records, la edición de este álbum marca el debút de “Beat the World Records”, sello creado por los Warhols que continua con la cadena de autoproducción que inauguraron en 2004, cuando adquirieron “The Odditorium”, el estudio de grabación del que han surgido sus dos mas recientes producciones.

Armados con un arsenal de canciones contundentes, y con excepcionales tiradores invitados como Mark Knopfler y Mike Campbell (Tom Petty & The Heart Breakers) los Warhols parecen decididos a retar a su suerte y poner las expectativas muy alto, a juzgar por la foto panorámica que ilustra la portada del disco.


Asumir la total libertad creativa de “...Earth to the Dandy Warhols” le ha implicado a la banda el reto de buscar fórmulas innovadoras para la comercialización de su música y conocedores de que la primera dosis siempre es gratis, el primer sencillo “The World, The People, Together (come on)” se ofreció de manera gratuita bajo un innovador sistema de suscripción en su sitio oficial, que ofrecía la descarga legal del resto del álbum (antes de su llegada a tiendas), incluyendo una copia física del disco y un póster de colección enviado por correo por el módico precio de 35 dólares.

Es curioso que los jóvenes que en 1993 reclamaban sus 15 minutos de fama en Portland, Oregon, cumplan este 2008 casi 15 años al frente de una escena que ha visto surgir a bandas tan sui generis como The Brian Jonestown Massacre, The Shins o The Decemberists.


Los años han mejorado sustancialmente la calidad de las guitarras voladoras de Peter Holmstrom, los teclados de la virtuosa Zia McCabe. la batería de Brent De Boer, y el genio creativo de su compositor y vocalista: Courtney Taylor-Taylor, dueño de una voz alucinógena sin desperdicio.

Solo el tiempo dirá si con “...Earth to the Dandy Warhols” la banda dará ese “pequeño paso para una banda...” o si de plano los declaramos perdidos en el espacio, como al satélite Morelos II.








El álbum abre a todo vapor con las percusiones de “The people, The world, Together (come on)”, que de a poco, se van transformando en ritmos bailables y vocalizaciones que recuerdan los momentos mas gays de Scissor Sisters.

Por suerte, la virilidad vocal de Courtney Taylor-Taylor se reivindica al compás de los beats ochenteros de “Mission Control”, mientras que en “Welcome to the third world” acompañado de una deliciosa base rítmica de guitarra funk hace recordar a The Rolling Stones y su clásico “Miss you”. La fiesta continua con “Mis amigos”, tema que parece diseñado especificamente para colarse en las fiestas y ser cantada a todo pulmón con todo y sus trompetas de mariachi.

Hasta aqui los fans a ultranza se preguntarán: ¿Dónde quedó la la furia psicodélica que caracteriza a los discos de los Warhols? La respuesta la tiene la guitarra Gibson de Peter Holmstrom que con los primeros tres acordes de “Wasp in the Lotus” deja claro que el poder hipnótico de los Warhols sigue intacto mientras una espiral de guitarras, percusiones y teclados ponen en órbita el disco a base de feedback puro.

Aún flotando en gravedad cero, aparece la sesentera “Love Song” una de las joyitas del disco, en donde los Warhols presumen de contar con Mark Knopfler y Mark Campbell rasgando las cuerdas en un espléndido track plagado de banjos y guitarras.

Al final The Dandy Warhols pueden sentirse seguros de haber creado un disco redondo. Con el balance perfecto entre desmesura alucinógena y armonía lúdica que garantiza buen baile, coritos pegajosos y alucine al por mayor. ¿Qué mas se puede pedir?

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