Extraños son los caminos del Rock, hace apenas unos años el simple hecho de mencionar a Johnny Cash o Neil Young como principal influencia de una banda hacia brotar salpullido a los seguidores a ultranza del rock alternativo.

Hoy en día, la internacionalización del género “Indie” ha hecho que lo “ecléctico” sea condición obligada en toda agrupación que se jacte de propositiva.

Band of Horses es uno de esos grupos que aprovecha las bondades del mestizaje musical para lograr un sonido propio. El proyecto formado por Ben Bridwell y Matt Brooke en 2005, homogeniza brillantemente generos anteriormente irreconciliables como el Rock clásico y el Country del sur de los Estados Unidos.


Basta escuchar un par de acordes de su música, para sorprender al fuereño desprevenido con una cabalgata de sensaciones brillantemente conducidas por la versátil voz de su líder Ben Bridwell. El falseto de su vocalista es el hilo conductor que entreteje su propuesta, pero es también el principal contrapeso en la carrera de Band Of Horses, debido a las enormes similitudes entre éste y el vocalista de My Morning Jacket, Jim James. Pese a todo, en 2006 la banda editó “Everything All The Time”, un primer largo que obtuvo un buen recibimiento en el circuito indie norteamericano.

Con su ingreso a las filas del prestigioso sello Sub Pop, la banda encontró el impulso necesario para recorrer con éxito la Unión Americana al lado de Iron & Wine y The Shins, pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, y justo cuando el futuro parecia mas prometedor, el éxito del proyecto alterno de Matt Brooke (Grand Archives) originó que éste abandonara la banda a mediados del 2006.

Un año después, Ben Bridwell ha tomado las riendas de sus caballos y junto a Rob Hampton (guitarra) y Creighton Barrett (batería) ha editado “Cease to Begin”, un disco que pone en evidencia la afición del grupo por los títulos metafóricos y por las guitarras slide con tintes sureños.

La inspiración del álbum surge a partir del regreso del trio a Carolina del Sur luego de 8 años de residencia en Seattle, lo cuál explica que gran parte de las canciones irradien el sentimiento country que Johnny Cash definió tan bien en su libro “Autobiography”: “La música country es el sonido de la vida en el campo, es la voz de Dios que habla por medio del ritmo de la tierra y los ciclos de la naturaleza”.

Este concepto orgánico también es una constante en el arte de “Cease to Begin”, en la portada, el fotografo Christopher Wilson plasma dentro de una hermosa toma nocturna una abstracción de la bandera del estado de Carolina del Sur.

Cabalgar por el sonido de esta placa es iniciar un viaje músical que a veces se mueve como estampida intrumental y otras como el tranquilo trote de un caballo avanzando al compás de una delirante guitarra slide. Con apenas dos discos en su haber, Band of Horses sigue deslumbrando por su particular forma de hacer música llena de intensidad y eclecticismo.

Un delicioso rock sureño comienza a sonar con los primeros acordes de “Is There a Ghost”, la joya que abre prodigiosamente “Cease to Begin”, segunda producción del trio sureño, Band Of Horses.

El álbum es un recorrido por emociones que van de la desesperanza (“No one’s gonna love you”, “LRC”) pasando por el homenaje a un basketbolista de los Supersonics de Seattle (“Detlef Schrempf”) y hasta las armonías llenas de sentimiento Country (“Window Blues”, “Cigarettes, Wedding Bands”). La variedad de instrumentos de cuerda como guitarras slide, bajo y banjo, dan a este disco una dualidad tan sublime y terrenal como el arte de su portada: una noche en la que fulgura la luna en cuarto menguante sobre un lago.

Band of Horses ha creado un disco que se disfruta de principio a fin. Los 10 tracks que lo componen invitan a galopar por territorios musicales poco transitados, pero que valen mucho la pena explorar.

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